Los primeros indicativos de que el niño puede ser adicto al móvil los podemos encontrar en la necesidad que tiene de estar conectado el máximo tiempo posible para sentirse satisfecho. Si no lo consigue, se siente deprimido, nervioso o enfadado, estados anímicos que desaparecen cuando vuelve a usar la tecnología. Si tampoco consigue controlar el tiempo que pasa con sus dispositivos, ha dejado de lado otras tareas y obligaciones o prefiere las relaciones online, quizás el pequeño tenga un problema de adicción al móvil.
Si detectamos que el niño hace un uso abusivo de los dispositivos tecnológicos, la solución nunca va a ser prohibirle que se conecte. Lo que en realidad debemos hacer es ayudarlo a desaprender ese hábito y que vuelva a utilizarlos de una forma controlada, sustituyendo pautas inadecuadas por otras más positivas. Puede ayudarnos a ello, fijar metas y pequeños retos para que recupere el control sobre el tiempo de uso del móvil, la tableta o el ordenador, así como hacer una lista de los pros y los contras de abusar de la tecnología, aprendiendo juntos.
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